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lunes, 18 de abril de 2011

COMO DISCERNIR ENTRE DAVID Y SALOMON


 Déjame mostrarte cómo discernir entre la iglesia de David
y la iglesia Salomón, del tipo de la de Laodicea!
 


En una iglesia llena del Espíritu Santo, siempre oiré un clamor de arrepentimiento desde lo más profundo de una persona.  En efecto, usted no puede ser una persona del Espíritu Santo hasta que no clame con lloro y con fuerza desde lo más intimo de su ser.  Y eso fue lo que Salomón nunca hizo!

Nunca leemos acerca de Salomón llorando con fuerza ante Dios.  Al contrario, en la dedicación del templo, se paró con ropas reales sobre sus espaldas e hizo una corta, majestuosa y retumbante oración.  Fue sincera, precisa y muy ordenada.  Pero no fue un llanto o un clamor con fuerza--y nunca penetró a su propio corazón!

En su oración, Salomón exhortó a la congregación: "Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con el Señor nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy." (1 Reyes 8:61)

Salomón conoció los estatutos de los cuales habló.  Entre ellos estaban las advertencias para cada rey de Israel:
  • "Pero el no aumentar para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino."
  • "Ni tomar para sí muchas mujeres para que su corazón no se desvíe;"
  • "Ni plata ni oro amontonar para sí en abundancia." (Deut.17:16-17)
Estos fueron estatutos claros y directos.  Sin embargo, pronto después de Salomón ser rey violó los tres.
  • "Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón..." (1 Reyes 10:28).
  • "Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras, a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; ... A éstas, pues, se juntó Salomón con amor." (1 Reyes 11:1-2)
  • "E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras..." (1 Reyes 10:27). "Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría." (2 Crn. 9:22).
La oración de Salomón de andar perfectamente ante la presencia de Dios, no produjo efectos en su propia vida--debido a que él no tuvo convicción de pecado en su corazón.

"E hizo Salomón lo malo ante los ojos del Señor, y no siguió cumplidamente al Señor como David su padre." (1 Reyes 11:6).

Donde no hay unción del Espíritu Santo en la predicación, no hay convicción de pecado--no hay quien siga al Señor de lleno!

Salomón pecó sin remordimiento aun mientras predicaba contra el pecado.  Él podía leer en las Escrituras que no deba ir a Egipto a comprar caballos--y entonces, inmediatamente empezó a negociar para comprar miles de caballos y carros!  Poda escuchar a un profeta predicar que el rey no deba multiplicar esposas para sí mismo--y de inmediato salió a preparar un harén destinado a sus futuras esposas.

Salomón no mostró evidencia de tristeza ni señales de arrepentimiento.  Podía satisfacerse abiertamente en todos sus pecados e inmoralidades y todavía volver a su recámara y escribir otro proverbio.

Compare la indiferencia hacia el pecado de Salomón con la total angustia y tristeza de David por haber pecado contra Dios.  La iglesia David no fue perfecta; de hecho fue como la iglesia de Corinto.  David cometió adulterio.  Mató a un hombre inocente.  Caminó por un tiempo en horrible decepción. Sin embargo, después que David pecó, pronunció este quebrantado clamor desde lo más íntimo de su ser:

"Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.  Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.  Contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo delante de tus ojos... No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu." (Salmo 51:1-4,11).

Más tarde David volvió a pecar al realizar un censo del pueblo de Israel, lo cual le haba sido ordenado no hacer.  Él ya había derrotado a todos los gigantes y al remanente de Gat.  Había echado a los asirios y toda la tierra tenía paz.  En ese momento David disfrutó gran bendición y victoria.  Y sin embargo fue engañado por el diablo!

David estaba tan cegado por su pecado que ninguna cantidad de razonamientos pudieron cambiarlo.  Joab, quien haba visto la decepción de David, le advirtió: "Para qué procura mi señor esto, que ser para pecado a Israel?" (I Crn. 21:3).  Pero David persistió diciendo: "Yo deseo saber cuántos guerreros tengo!"

Amados, este es un pensamiento sobrio que un justo y temeroso siervo de Dios pueda ser engañado por el pecado!  David vivió bajo la decepción por casi diez meses.  Sin embargo, esta vez ningún profeta tuvo que ir a él para exponerle su pecado.  Fue el Espíritu Santo quien le dio convicción de pecado!

Pronto después que el censo había empezado, David se desanimó, ni siquiera terminó el censo.  Para ese tiempo, él era viejo y lleno de canas y estaba sensible a la voz del Espíritu Santo.  La Biblia nos dice:

"Le pesó en su corazón" (2 Samuel 24:10).

El hebreo sugiere aquí: "Oh, Dios me duele en mi corazón por lo que he hecho en contra de ti!"

Esto es lo que distingue a la iglesia David llena del Espíritu Santo: Un clamor desgarrador!  Por supuesto, hay gente en la iglesia que falla y vive en decepción.  Pero, como David, están tan sensibles a la voz y el mover del Espíritu Santo, que no necesitan un profeta que les diga que han pecado.  Se arrepienten antes que un profeta llegue a ellos--debido a que se sienten heridos por su pecado!

En la iglesia de Salomón nunca se trata con el engaño.  Con el tiempo, lleva a la ceguera y la ruina.  Pero en la iglesia de David hay un clamor de piadosa angustia, un clamor por liberación--un corazón herido y afectado por haber pecado contra Dios!

David dijo de su pecado:

"Ligaduras del Seol me rodearon; tendieron sobre mi lazos de muerte.  En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; él oyó mi voz desde su templo y mi clamor llegar a sus oídos.  Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas. Me libró de poderoso enemigo, y de los que me aborrecan aunque eran más fuertes que yo." (2 Samuel 22:6-7, 17-18).

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