Ellos rechazaron la palabra de Dios porque estaban cansados del sonido de la trompeta – ¡cansados de la guerra espiritual!
Los líderes del remanente decían: “Es muy grande la lucha aquí. Estamos cansados de escuchar todas esas trompetas y los truenos.” Así que se fueron por su propio terco camino – y murieron a espada, tal como Dios había dicho, excepto por un numero bien pequeño.
Este es el cuadro de muchos cristianos de estos últimos días. Están cansados de escuchar trompetas proféticas anunciando juicios que vienen, cansados de guerra espiritual y de las luchas que trae la vida. Ellos dicen: “¡Por favor, déjame ya! No mas reuniones de convicción o sermones que me desconciertan. Deseo sólo un lugar tranquilo y agradable para adorar.”
¿Estás cansado de oírlo todo? Te has cansado tanto que piensas: “Yo sólo deseo paz – no puedo existir bajo este tipo de tensión!” ¿O deseas escuchar la verdad directamente? ¿Deseas que un profeta de Dios te señale con el dedo a tu corazón y diga: “Tú no eres diligente en buscar a Dios – tu corazón se está enfriando? ¡Y no podrás recibir palabra de Él hasta que enfrentes tu idolatría!”
He tenido que enfrentar esta pregunta honestamente también: ¿Realmente deseo oír lo que Dios está diciendo? Mi respuesta honesta es: “No, Señor, realmente no sé si deseo escuchar todo lo que tengas que decir. Yo no sé si deseo que tu indagues tan profundo como tu deseas – porque no sé si puedo con todo eso. No sé si deseo escuchar mucho más de tus juicios terribles que están cayendo sobre las naciones. ¡He oído tanto que sólo tu gracia me sostiene!"
Un pastor me preguntó recientemente: “¿Por qué tenemos que saber lo que vendrá? ¿No podemos dejarlo en las manos de Dios y seguir nuestro camino regocijándonos?”
¡Amados, el Señor nos amonesta para prepararnos! Veras, él viene por una novia preparada – y sabiendo que fuego ha de bajar del cielo, él nos amonesta de antemano en amor: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11). No debemos llenarnos de pánico cuando el juicio cae – ¡debemos estar preparados y listos!
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