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lunes, 27 de septiembre de 2010

PENTECOSTES SIN CRISTO


¡Lo siguiente es una advertencia profética, concerniente a un Pentecostés sin Cristo!

No podemos sostener una doctrina, o buscar una experiencia, salvo que este sea en Cristo. Muchos hay dispuestos a buscar poder para hacer milagros, para llamar la atención y atraer la adoración del pueblo hacia si mismos, robando a Cristo de su gloria, y haciendo un espectáculo en la carne. Hay una necesidad imperiosa de verdaderos seguidores del Cristo manso y humilde. El entusiasmo religioso aflora durante poco tiempo, y luego se desvanece. El espíritu humano predomina en el espíritu religioso, vanaglorioso. Pero debemos aferrarnos a nuestro texto, Cristo.
“Cualquier obra que exalta al Espíritu Santo o a los dones más que a Cristo conducirá hacia el fanaticismo. Cualquier cosa que nos hace exaltar y amar a Jesús es bueno y seguro. Lo inverso lo arruinará todo. El Espíritu Santo es una gran luz, pero está siempre enfocado en Jesús, para Su revelación.

“Donde el Espíritu Santo está en control, Cristo es proclamado como la Cabeza, el Espíritu Santo, su ejecutivo.”

La tentación se dirige hacia las manifestaciones vacías. Esto no requiere de ninguna cruz, o de muerte a la vida egoísta. Por lo tanto es siempre popular. “No podemos colocar al poder, a los dones, al Espíritu Santo, o en verdad a cualquier cosa por encima de Jesús. Cualquier misión que exalta aun al Espíritu Santo por encima del Señor Jesucristo está destinada a las rocas del error y del fanaticismo.

“Parece existir un gran peligro de perder de vista del hecho que Jesús fue “todo en todo.” La obra del Calvario, la propiciación, debe ser el centro de nuestra consideración. El Espíritu Santo nunca nos impulsará a que quitemos nuestra vista de Cristo para fijarla en él, sino que nos revelará a Cristo de una manera más profunda. Corremos el peligro de subestimar a Jesús, de “perderle en el Templo”, por la exaltación del Espíritu Santo y de los dones espirituales. Jesús debe ser el centro de todo.”

Toma esta advertencia con mucha seriedad. El peligro de un Pentecostés sin Cristo es muy real hoy en día. ¡Les digo que es posible reunir un grupo de personas llenas del Espíritu Santo en un lugar, alabando y levantando sus manos, y aun encontrar que Cristo camina entre ellos como un extraño!

Es cierto que Él dijo, “porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mat. 18:20). ¡Pero El puede estar en medio de ellos como un extraño! Ignorado, no reconocido - ¡aun por los que se congregan en un nombre! Los judíos se congregaban cada sábado en la sinagoga para hablar de su nombre, y para profetizar de su venida. Alababan el nombre del Padre quien había prometido su venida. Pronunciaban el nombre del Mesías con asombro y reverencia. Y entonces, cuando vino y anduvo entre ellos - ¡no lo reconocieron! ¡Les fue un perfecto extraño!

Cristo, ¿un extraño en medio de una congregación llena del Espíritu? ¿Un extraño en medio de los que pronuncian su nombre, de los que adoran al Padre quien le envió? ¿Un extraño para los que cantan sus Hosannas, los que le llaman “Señor, Señor?”

¡Sí! ¡Absolutamente sí! Y no solo es posible, ¡está pasando hoy entre los escogidos del Señor!

¡Permítanme mostrarles tres maneras en que hacemos que Cristo sea un extraño en nuestro medio! ¡Que el Espíritu Santo quite nuestra ceguera espiritual para que podamos volver a ver a Jesús como verdaderamente es, ¡SEÑOR DE TODO!



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