Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. (Isaas 59:20). Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. (Isaas 60:1). Tinieblas cubrirán la tierra, y tremenda oscuridad sobre el pueblo; pero el Señor se levantara sobre ti y Su gloria estará sobre ti. El pueblo del Señor, la novia vencedora, levantara sus ojos y cantara, Nuestro Rey viene. El viene a salvarnos! Viene a alimentarnos! Viene a llevarnos a la abundancia de Su ciudad santa!
Y los vencedores fluirán juntos; serán uno y se manifestaran al mundo como el cuerpo de Cristo sobre la tierra. Pero el cuerpo pronto se unirá a su Cabeza. La cabeza de este cuerpo glorioso es el Redentor de Sión, y El aparecerá de repente en Su templo para sentarse sobre Su trono. Los corazones de aquellos que ansian Su venida, no temerán. Ellos mostraran sus alabanzas hasta que El llegue. Ellos le adoraran hasta el momento de resurrección. Sus días de lloro terminaran. La gloria del Señor siempre estará sobre ellos y mientras ven el día aproximándose, sus corazones saltaran de alegría. Cuando El se abra paso por las nubes oscuras de juicio, el remanente redimido gritara poderosamente porque repentinamente aparecerán ante Su gloriosa presencia; miraran amorosamente sobre Su majestuoso rostro; y caerán ante El con cánticos y con regocijo, proclamando, Soportamos por el gozo que nos esperaba! Este es nuestro gozo! Cristo, Rey de Gloria! Hosanna a Aquel quien nos saco de grandes juicios, quien nos preservo en el fuego, quien nos redimió con mano poderosa y exaltada.
Donde una vez hubo temor de la muerte y destrucción, ahora solo habrá la excelencia de Su gozo eterno. El plantara nuestros pies en una tierra gloriosa, y El mismo ser nuestro santuario. No más odio, no más dolor ni carga, no más inquietud o preocupación por el mañana - porque estaremos en casa con El! Beberemos la leche del cielo y comeremos la comida de ángeles. No miraremos hacia atrás, los temores y premoniciones se irán para siempre.
Por qué le tenemos temor a la muerte? Por qué aguantamos esta vida pasajera con tanta tenacidad? Por qué sentimos pavor del salto a la eternidad? Quién intercambiara la ciudad de oro y los placeres eternos de Su reino por una existencia miserable, podrida y corrupta aqu en la tierra. Nada ni nadie nos apartará de nuestro galardon eterno.
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