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miércoles, 6 de enero de 2010

PROBADOS Y APROBADOS



Dios no se deleita en las pruebas por las que atraviesan sus hijos. La Biblia dice que Cristo es compasivo hacia nosotros en todas nuestras pruebas, siendo tocado por los sentimientos de nuestras dolencias. En Apocalipsis 2:9 le dice a la iglesia “Sé de tu…”tribulación, y pobreza…” Está diciendo, en esencia, “Sé por lo que estás atravesando. Quizás no lo entiendas, pero sé todo al respecto.”

Es esencial que comprendamos esta verdad, porque el Señor sí prueba a su gente. La Escritura dice, “Nos has probado como se prueba la plata (Salmo 66:10) “Tu fe…será probada con fuego” (1 Pedro 1:7). “El Señor prueba a los justos” (Salmo 11:5).

Ciertamente, todos los que siguen a Jesús van a enfrentar aflicciones. El Salmista escribe, “Muchas son las aflicciones de los justos” (Salmo 34:19). Pablo habla de tener “mucha aflicción y angustia en el corazón…con muchas lágrimas” (2 Corintios 2:4). Y Hebreos describe a santos que son “indigentes, afligidos, atormentados” y sobrellevando una gran batalla de aflicciones.” (Hebreos 11:37, 10:32).

El hecho es que la Biblia habla muchísimo sobre el sufrimiento, tribulaciones y problemas en la vida de los creyentes. De acuerdo al Salmista, “Mi alma está llena de problemas y mi vida se acerca hacia la tumba” (Salmo 88:3). Igualmente, David escribe de soportar “grandes y difíciles problemas” (71:20).

No puedo nombrar a un solo seguidor de Jesús quien no ha soportado todas estas cosas que la Escritura menciona: pruebas, tribulaciones, aflicciones, angustia. Sé que puedo decir con David, “He soportado difíciles y grandes problemas y pruebas.” Y sé que muchos otros leyendo este mensaje pueden decir, “Eso resume mi vida en este momento. Estoy confrontando pruebas y aflicciones angustiosas.”

Por esta razón, cada cristiano tiene que saber y aceptar que Dios tiene un propósito en todos nuestros sufrimientos. Ninguna prueba entra en nuestras vidas sin que él lo permita. Y uno de los propósitos de Dios detrás de nuestras pruebas es el producir en nosotros fe inquebrantable. Pedro escribe “Que la prueba de tu fe, siendo mas preciosa que el oro que perece, aunque sea tratado con fuego, pueda ser encontrando en la alabanza y honor y gloria ante el aparecimiento de Jesucristo” (1 Pedro 1:17). Pedro llama a estas experiencias “prueba(s) de fuego” (4:12).

Pablo testifica de ser afligido con pruebas, sin embargo terminando su carrera habiendo ganado la prueba de la fe. Él escribe, “He peleado la buena batalla, he terminado mi carrera, he mantenido la fe” (2 Timoteo 4:7). Claro, Pablo sabia que todavía tenia mucho por hacer. Había grandes pruebas por delante. Pero podía honestamente decir:

”Quizás no he prendido a Cristo como quería y no he sido perfeccionado, pero cuando se trata de fe y confiando en Dios a través de cada prueba sé que he creído y estoy persuadido. Cuando el enemigo viene como una inundación, sé que el Señor levantara bandera contra él. Y he aprendido todo esto en el horno de la aflicción.

Comparto este testimonio con Pablo. Por la gracia de Dios, el Espíritu Santo me ha permitido atravesar un número de pruebas en años recientes, la cosa más difícil siendo el fallecimiento de un miembro joven de la congregación. El Señor me dio fuerza y fe a través de esa odisea dolorosa y salí de ello diciendo, “sé que he creído, y sé que tiene un plan. Dios no permitiría este tipo de dolor sobre mi y mis hermanos sin un propósito detrás de todo ello. O, Señor, te entrego esto por medio de la fe.”

Piensa en tu propia odisea o prueba. ¿Has tenido duda, temor o ira al soportarlo? ¿Has acusado a Dios de poner mucho sobre ti, de colocarte en tu prueba innecesariamente? ¿Estás al borde de darte por vencido, pensando, “He sido fiel en orar, en leer la Biblia, en ir a la iglesia, pero nada funciona?

O puedes todavía mirar hacia al cielo y decir, “Sé que el Señor es bueno. Y voy a confiar en él a través de esto. No viviré en duda, él me sacará para su gloria.” Si esto te describe, entonces tu fe ha soportado el fuego. Pero si no, tengo que preguntarte: ¿cuántas pruebas más y aflicciones soportarás antes de poder decir, “Mi fe ha prevalecido?”

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