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jueves, 7 de enero de 2010

MAS ALLA DE LA PRUEBA



La verdad es que no todas las pruebas son pruebas de fe. A menudo, el Señor esta detrás de algo más cuando estamos en el horno de la aflicción. Ciertamente, mientras más cerca caminas con Cristo y más profundas tus pruebas, mucho más está obrando él en ti para lograr algo más que fe.

Pero no malinterpretes; cuando nuestra fe vacila, pruebas de fe vendrán. Nunca estaremos completamente mas allá de ser probados. Pero aquí está otro de los propósitos de Dios en nuestras pruebas: El Padre está preparando la novia para su Hijo y quiere más de nosotros en nuestras pruebas que mayor fe.

Esta novia va a ser probada severamente y su amor por el novio pasará por el fuego. Su confianza en él será refinada a través de fuegos, inundaciones y aflicciones. Sin embargo, estas pruebas no son cuestión de probar su amor y devoción. Al contrario son para refinar un amor que esta totalmente comprometido. Déjeme explicar.

Esta novia – la elegida amada de Jesús – debe ser consumida por el deseo de estar con el novio. Debe ser apartada de todas distracciones. Debe estar obsesionada por un deseo de estar siempre en su presencia corporal. Pablo se refiere a este deseo cuando escribe de su propio deseo “estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor.” (2 Corintios 5:8) “porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia.” (Filipenses 1:21).

Esta no es una fijación morbosa con la muerte de parte de Pablo. El apóstol claramente vivió una vida llena y útil. Pero, él dijo, “Algo en mi anhela estar con el Señor, donde Él esta.” Anhelo estar con Él cara a cara.” Para hacer tal aseveración, Pablo tenía que estar completamente apartado de este mundo y sus atracciones.

Ahora mismo, Dios está preparando un nuevo mundo – un cielo nuevo y una nueva tierra – para su gente. Y esta nueva creación será compuesta de una Nueva Jerusalén incluyendo un hogar para la novia de Cristo. Isaías vio este nuevo mundo que Dios esta creando, y el panorama del cual lo debe haber sobrecogido. Dios dijo a través del profeta, “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado, porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría y a su pueblo gozo.” (Isaías 65:17-18).

Dios está haciendo una declaración poderosa aquí a la desposada de Cristo. Está diciendo, en efecto, “en medio de tu prueba actual, fija esta verdad en tu mente: el mundo presente no es tu hogar. Todo lo que ves, pasara – la tierra, la luna, el sol, y las estrellas. Estoy creando un nuevo mundo donde no hay fuegos, inundaciones, diablos, pruebas ni aflicciones.

¿Entiendes este mensaje? Tu prueba va a terminar, y tus problemas pasaran. Por lo tanto fija tus ojos en Cristo y fija tus afectos en pasar la eternidad con Él en el nuevo mundo. De acuerdo a Él, el mundo en que luchamos ahora con todo su dolor y tristeza, no será recordado cuando ese día llegue. ¡Ni siquiera entrara en nuestras mentes! (Ver 65:17).

Amados, esto me dice que la prueba que muchos están soportando no es el ser probado – es entrenamiento. Estamos siendo preparados para un mundo donde no habrá más dolor. Y ese mundo va a ser poblado con cuerpos nuevos. Pablo nos dice que el cuerpo que baja a la tumba no es el mismo que saldrá de la tumba. Vamos a tener un cuerpo nuevo, uno con el ADN del Cristo mismo.

Abraham es un ejemplo de uno que tenía un enfoque en el mundo por venir. La Biblia dice de el: “Por la fe habitó como extranjero en la tierra… porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:9-10).

Abraham pasó una gran prueba de fe cuando en obediencia a Dios, ofreció a su hijo, Isaac en sacrificio. Sin embargo, aún más que su fe probada, Abraham fue apartado de esta tierra – un hecho probado cuando ofreció a su hijo. Él tuvo fe en que había un propósito mayor del que él podía ver. Aquí estaba un hombre verdaderamente en el mundo pero no era parte del mismo, viendo su ciudadanía en otro mundo.

Ahora considera lo que Hebreos dice de Cristo “(Él)… padeció fuera de la puerta.” (13:12). Jesús sufrió como un extranjero siempre en las afueras de la religión formal, en las afueras de la sociedad aceptada. Sin embargo, Cristo también estaba “afuera” en el sentido de no tener lugar aquí en la tierra, tan siquiera para reposar su cabeza. En todo lo que Jesús hizo, siempre miró hacia el cielo.

Como el Salvador y nuestro antepasado Abraham, “Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” (13:14). Vivimos y trabajamos en esta tierra, pero somos extranjeros aquí; nuestra verdadera patria es la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, Hebreos urge, “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su oprobio” (13:13). Hasta que también estemos en las “afueras” del campamento, fuera de la lujuria y el materialismo de este mundo – no estaremos donde nuestro Novio está.

Vivo en un hogar agradable. Pero continuamente estoy en guardia contra que las cosas materiales tomen riendas de mi corazón. El hecho es que puedes tener una fe poderosa y todavía no anhelar a Cristo. “… y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. (1 Corintios 13:2).

Tristemente, cuando miro alrededor, veo multitudes de cristianos creyentes que tienen fe vencedora, pero no tienen el anhelo de estar con Cristo. En vez, han fijado sus ojos en las cosas de este mundo y en como obtenerlas. Yo encuentro que esas personas no quieren escuchar sobre fijarse en el cielo o ser apartado de este mundo. Para ellos, tal mensaje significa una interrupción de la “buena vida” que ellos disfrutan aquí.

Gracias a Dios, que Él tiene una manera maravillosa de empujarnos fuera de la puerta. Él nos dice, en esencia, “si te voy a entregar a mi Hijo en matrimonio, no puede haber otra atracción en tu vida. Quiero estar seguro que no estás lujuriosamente deseando algo o alguien que no sea Cristo. Tu sueño más excitante, lo que tire más profundo en tu corazón, tiene que ser un deseo de estar con Cristo.

Amados, esto explica muchas de las pruebas profundas de los santos justos que caminan en la fe. Piensa en ello: ¿Cómo sacó Dios a los hijos de Israel de Egipto? Tuvo que ponerlos en el horno del sufrimiento, para llevarlos al punto donde lloraron: “¡Basta de esto! Ya no quiero estar aquí.” Entonces cuando llego la hora en que Dios dijera, “Váyanse,” estaban preparados para desarraigarse y mudarse a la Tierra Prometida.

Dios nos ayude a separarnos del espíritu materialista de estos tiempos y a transferir todo nuestro afecto a la Nueva Jerusalén.

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