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viernes, 19 de junio de 2009

Jesús alcanza y sobra


Podemos observas siempre los recursos humanos (personas y dinero) que se necesitan para terminar la gigantesca tarea de evangelización mundial, están en las manos y en los bolsillos de los creyentes de las iglesias, de la suya y de la mía. Alguno sin duda preguntará: ¿se puede hacer la obra misionera que falta realizar con los recursos con que cuentan los cristianos actuales? ¿Se pueden evangelizar las multitudes con la provisión que está en nuestro poder en este momento? Creemos que la Biblia enseña que sí. ¿Cómo puede suceder?

Recordemos el relato de la multiplicación de los panes, que sin duda por la importancia que tiene el Espíritu Santo ha querido que se consigne en cada uno de los cuatro evangelios (Mateo 14; Marcos 6; Lucas 9 y Juan 6). Muchos misioneros tienen razón cuando usan este relato para ilustrar la evangelización del mundo, porque ofrecer el Pan de vida a las multitudes necesitadas es la misión principal de la iglesia, y la actividad y meta de todo misionero genuino.

Jesús y sus discípulos estaban en medio de una gran multitud, 5000 hombres más las mujeres y los niños – ¡tal vez unas 20.000 personas!

¿Qué hizo Jesús al ver a tantas personas reunidas en ese lugar? Tuvo compasión de ellas y les dijo a sus discípulos que les diesen de comer. Ellos sintieron que lo que Jesús les ordenaba hacer era imposible de realizar humanamente hablando y expresaron su desorientación e impotencia diciendo: “No sabemos, no tenemos, no podemos”. Sabemos como terminó este episodio. Las Escrituras afirman que comieron todos, se saciaron y sobraron 12 canastas llenas. Jesús usó a los discípulos para que dieran de comer a la gente, pero ¿cómo se produjo el milagro?

Sencillamente este tuvo lugar cuando los discípulos estuvieron dispuestos a DAR lo poco que tenían . . . una entrega total que parecía insignificante proporcionada por un muchachito cuyo nombre ni se menciona. Era poco, pero era TODO, y lo poco nuestro más lo mucho de Jesús alcanza y sobra.

Alcanzó en los tiempos de Jesús, y también alcanzará hoy, porque Jesús no ha cambiado, y él es la verdadera fuente de recursos infinitos con la cual debemos estar correctamente conectados, para que por su poder lo poco, se convierta en abundancia. No es lo que no tengo, sino qué hago con lo que tengo.

Apliquemos esta verdad tanto en la iglesia como en nuestra vida personal. La obediencia sincera en lo natural, parece ser la clave para que se abra la puerta de lo “sobrenatural”. Queda con cada uno de nosotros el desafío y la oportunidad de experimentarlo.

Vive lo que predicas!

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