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jueves, 18 de junio de 2009
Celo por la casa de Dios
Nos acostumbramos… a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sea las ventanas que nos rodean. Nos acostumbramos a no abrir las cortinas. Y porque no abrimos completamente las cortinas nos acostumbramos a encender más temprano la luz. Y a medida que nos acostumbramos a la luz, olvidamos el sol, olvidamos el aire. Nos acostumbramos… a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar rápido el café porque estamos atrasados. A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto. A salir del trabajo porque cae la noche. A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día. Nos acostumbramos a ahorrar vida que, poco a poco igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir. Y al estar acostumbrados nos olvidamos de las bendiciones de Dios.
Juan 2:13-21
(Ver. 13-14) La bendición de la casa de Dios. ¿En que hemos convertido la casa de Dios? Damos gracias a Dios por el momento histórico que estamos viviendo, si usted tiene una Iglesia, usted esta gozando de una bendición que otros quizás no tienen. Libertad de culto, el aliento de vida, mismo que Dios esta soplando sobre usted. Enfoquémonos en la bendición para que en nuestro corazón haya gratitud hacia nuestro creador.
15 Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos, a la oración que se haga en este lugar; 16pues ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. 2 de Crónicas 7:15-16
(Ver. 15-16) La bendición de un lugar para adorar. ¿Tenemos respeto por la casa de Dios? La Casa de Dios, es una casa de oración. ¿Alguna vez usted a tratado de vender o proporcionar productos en la Iglesia? Si lo ha hecho, déjeme decirle que es una falta de respeto para con la casa de Dios. Ya no lo haga mas y le aseguro que no se meterá en problemas, no solo con Dios sino aun con los propios hermanos. No deis lugar al diablo.
Yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos». Isaías 56:7
(Ver. 17) La bendición de cuidar la casa de Dios. En cuestión de la mayordomía. Es una de las áreas que muchas veces fallamos. Quizás vendrá a nuestra mente, el diezmo es cosa del antigua testamento. Tenemos una responsabilidad, un acto de obediencia que a Dios le agrada. Usted cumpla y ore para que Dios bendiga y le de sabiduría a los que tienen la responsabilidad de cuidar los bienes del Señor. Y se dará usted cuenta de las bendiciones que vendrán sobre su propia vida.
6 »El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra?; y si soy señor, ¿dónde está mi temor?, dice Jehová de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que menospreciáis mi nombre y decís: “¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”. 7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y todavía decís: “¿En qué te hemos deshonrado?”. En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Malaquias 1:6-7
Quien cuida la higuera comerá su fruto, y el que mira por los intereses de su señor recibirá honores. Proverbios 27:18
(Ver. 18) La bendición de sentir la presencia de Dios. A la verdad los judíos quisieron ver con sus propios ojos, lo que Jesús les estaba diciendo. Bienaventurados los que creyeron sin haber visto. Nosotros no andamos por vista, creemos con el corazón. Le creemos a Dios y a su palabra, nos abrazamos a sus promesas que son fieles y verdaderas. 11 Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11
20 En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en tu Tabernáculo a cubierto de lenguas contenciosas. Salmos 31:20
(Ver. 19-20) La bendición de disfrutar el trabajo de otros. Jesús no estaba menospreciando el trabajo de otros, lo que quería era atraer la atención de ellos hacia el que es cabeza misma de la Iglesia. A manera de ilustración: En un pequeño pueblo, el comité deportivo miro la necesidad de reparar la cancha de futbol y se propusieron recaudar fondos con las familias del pueblo. Se encontraron con un señor de alrededor de 45 años el cual les contesto: “Yo ya estoy muy viejo como para ir a pararme en esa cancha de futbol”. Un miembro del comité le contesto: “A la verdad Señor, pero esto será una bendición no solo para usted, si no también para sus hijos y nietos”. Usted disfrute de trabajar para el Señor, cualquier cosa que haga, hágalo como para Dios y no para los hombres.
10» Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, 11con casas llenas de toda clase de bienes, las cuales tú no llenaste, con cisternas cavadas, que tú no cavaste, y viñas y olivares que no plantaste, luego que comas y te sacies, 12cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Deuteronomio 6:10
(Ver. 21) La bendición de tener a unos hermanos como ustedes. El diablo hará todo lo posible para traer discordia entre el pueblo de Dios. Hará que te enfoques en los errores de los hermanos y esto hace que nos olvidemos de la comunión. Cada miembro es importante, tiene una función específica dentro del funcionamiento del cuerpo. Ocúpate en las virtudes de tus hermanos, en las necesidades de ellos y esto hará que anheles los mejores dones para así suplir las necesidades de todos y cada uno de nosotros que formamos el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo.
22 Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, 1 de Pedro 1:22
9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. 10Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; Romanos 12:9-10
La religiosidad fue y sigue siendo un estigma para un buen número de Judíos, pero esto nunca los aparto del corazón amoroso de Dios. Ora por la paz de Jerusalén, aprendamos de esta lección. No te acostumbres a las bendiciones, las misericordias de Dios son nuevas cada día, disfrútalas y veras la vida de otro color.
Que la paz de Dios guarde sus corazones en Cristo Jesús.
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