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viernes, 6 de diciembre de 2013

MOMENTO DECISIVO



Saúl enfrentó un momento decisivo que cada creyente confrontará eventualmente. Es un tiempo crucial de crisis, cuando somos forzados a decidir si esperaremos a Dios en fe o nos pondremos impacientes y tomaremos el asunto en nuestras propias manos.

El momento decisivo de Saúl vino cuando las amenazadoras nubes de guerra estaban reuniéndose sobre Israel. Los filisteos habían juntado un ejército enorme de 6,000 jinetes; 30,000 carros, y legiones de soldados empuñando las mejores armas. Su número completo parecía a Israel ”como la arena que esta a la orilla del mar” (1 Samuel 13:5). Por otro lado, los Israelitas tenían solamente dos espadas en su ejército – una para Saúl y una para su hijo, Jonatán. Todos los demás tenían armas provisionales, como lanzas de madera o toscas herramientas agrícolas.

Ahora, cuando los israelitas vieron a los poderosos filisteos aproximándose, entraron en pánico. ”Se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.” (13:6). Algunos huyeron a escondidas a través de las fronteras a otras naciones, para evitar ser reclutados para el ejército de Saúl. Otros desertaron en abierta cobardía. De un momento a otro el ejército de 330,000 que había derrotado a Amón habían disminuido a 600. Y aún aquellos que permanecieron temblaron de miedo (véase 13:7). La situación de Israel parecía sin esperanza.

Una semana antes, Samuel había advertido a Saúl que esperase por él en Gilgal antes de ir a la batalla. El profeta había dicho que llegaría pasados siete días para hacer los sacrificios apropiados al Señor. No se nos dice el significado de ese período de siete días; tal vez Samuel sabia que él estaría viniendo de un lugar lejano donde su presencia era necesitada. Sin embargo, es más probable que la intención de la espera de esta semana era probar la fe de Saúl.

Tal vez se pregunte: “¿Sólo se esperaba de Saúl que se sentara allí y esperara, sin hacer nada?” Sí –eso es exactamente lo que se suponía que hiciera: esperar y orar. De hecho, esto estaba sobreentendido cuando Samuel presentó a Saúl como rey por primera vez. El profeta dijo a Israel: “Si temieres a Jehová y le sirviereis, y oyeres su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey… servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien. Mas si no oyeres la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a la voz de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros”. (12:14-15).

Samuel explicó: ”El Señor quiere recibir toda la gloria por lo que hace a través de nuestro rey. Él quiere que el mundo sepa que la victoria no viene a través de estrategias, armas o números-más por sacrificio a Dios a través de oración creyente y confianza en él.”

Así que, ¿qué hizo Saúl? ¿Se paró firme declarando: “No importa si le toma a Samuel ocho días para llegar. Voy a pararme sobra la palabra de Dios para mí. Muera o viva, ¿obedeceré su mandamiento.”? No – Saúl entró en pánico. Él se permitió ser abrumado por las circunstancias. Y terminó manipulando la palabra de Dios a su manera. Él ordenó al sacerdote que estaba presente hacer los sacrificios sin Samuel.

Cuando Samuel finalmente llegó, estaba consternado. Olió la carne quemada viniendo del altar del sacrificio. Así que preguntó a Saúl: “¿Qué has hecho?” (13:11). La pregunta del profeta indica que Saúl no tenía idea de la magnitud de su pecado. Samuel estaba preguntando: ”¿Te das cuenta de lo que has hecho? Yo te di un mandamiento simple y claro. No tenías que hacer nada hasta que yo llegara. No estabas en peligro, pero tomaste el problema en tus propias manos. Actuaste en temor, no en fe. Has cometido un grave pecado contra el Señor."

Esta fue la explicación de Saúl: ”Vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas.” (13:11). Note la acusación en las palabras de Saúl: “Tu no viniste a tiempo Samuel.” Él le estaba hablando al profeta, pero su acusación estaba apuntando realmente hacia Dios. Saúl estaba diciendo: ”Yo tenía que hacer algo – todos estaban desertando. Seguramente el Señor no esperaba que yo soportara más.”

No - Dios nunca llega demasiado tarde. En todo momento el Señor conocía cada paso que Samuel daba hacia Gilgal. Él había puesto al profeta en su sistema de navegación celestial, programando su llegada aun en los segundos. Samuel estaría allá al séptimo día, aun si fuera el último minuto antes de la medianoche. Sabemos que Dios no engañó a Saúl en este asunto, de esta manera sabemos que Samuel estuvo a tiempo.

A primera vista, la reacción de Dios para con la desobediencia de Saúl parece dura. Samuel dijo: "Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que le te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto que no has guardado lo que Jehová te mandó.” (versículos 13-14).

Usted puede preguntarse: ”¿Por qué Dios no le dio a Saúl una oportunidad? Este hombre estaba en una situación imposible. Además, todo lo que él quería era ganar una victoria para el Señor. ¿Por qué la obediencia de Saúl era tan importante aquí?” Dios quería que todas las fuerzas de infierno supieran que la batalla es del Señor - y que es ganada por gente escogida de fe que confían y esperan en él.

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