He orado con diligencia por una revelación de la
horrorosa guerra espiritual que enfrentamos
con nuestro adversario.
Cuando yo era un joven pastor de 23 años de edad, no pensaba mucho en guerra espiritual. Yo pensaba que cualquiera que caminaba en victoria no debía tener problema alguno contra el diablo. Para mí, era un asunto de resistirlo simplemente. Pero pronto me encontré con un león rugiente cayendo sobre mis debilidades con todas sus fuerzas - y me sentí inadecuado para hacer batalla con él.
Muy a menudo veo al diablo haciendo lo mismo con otros cristianos. Conozco a multitudes de santos consagrados - personas puras de corazón, caminando en gracia - que de repente son abrumados por una inundación de confusión y desesperación satánica.
Tales cristianos pueden estar trabajando diligentemente para el Señor por años. Entonces, un día, satanás inyecta su mente con pensamientos acusantes. Y de la noche a la mañana son vencidos por problemas horribles - tentaciones inesperadas, codicia, y depresión. Sus pruebas son tan profundas, extrañas y misteriosas, que estos santos no tienen idea de donde vienen.
Creo que existe una sola explicación: sus problemas son ataques satánicos. Esto le sucede a menudo a cristianos que están creciendo apresuradamente. En el punto más alto de su crecimiento espiritual, satanás pone una vieja seducción en su camino. Puede ser una lujuria antigua - algo que pensaron haber vencido años atrás. Pero ahora, después de años de vivir en victoria, están caminando sobre una cuerda floja - tambaleándose a punto de caer en una indulgencia lujuriosa que los puede llevar a una terrible atadura.
Hace un tiempo leí un testimonio
desgarrador de un pastor. Él escribió: "Tengo 65 años, y los miembros de mi congregación me conocen como un hombre de oración. Pero ahora, de la nada, pensamientos malignos han comenzado a atormentarme. Una lujuria ha caído sobre mí como nunca había experimentado en mi vida.
No he caído en la tentación. Pero por meses estoy en un tormento constante. Reconozco que es un ataque del enemigo. Él quiere destruir el ministerio que Dios ha prosperado. Por favor oren por mí."
Yo creo que esto fue un intento del enemigo por destruir este querido santo de Dios.
Los matrimonios cristianos están bajo ataque como nunca antes. Una pareja puede amarse por años y de repente estar enlodados por una lucha horrible que no entienden. Un minuto un cónyuge fiel dice: Amo a mi compañero - pero al otro momento grita: No soporto a ese hombre. Ni siquiera quiero estar cerca de él. ¿Qué puede ser sino un intento satánico por devorar y destruir un matrimonio santo?
Día tras día, estas parejas están más desalentadas, tentadas y desesperadas. Y pronto satánas los inunda con pensamientos acusantes: Como padre eres un fracaso. No puedes hacer nada bien. Y no conoces a Dios íntimamente. Eres un farsante, un hipócrita. No eres lo que la gente piensa. Eres un pobre ejemplo de lo que debe ser un compañero cristiano.
Amados, lo que está sucediendo en esa relación no puede ser diagnosticado por un consejero, pastor o psicólogo. Nadie puede comprender el espíritu destructivo que ha tomado a ese matrimonio. ¿Por qué? Es sobrenatural, satánico - un ataque directamente del infierno. Satanás está atacando todo hogar donde Jesús es Señor. Y no descansará hasta que haya usado toda arma para devorar y traer ruina y caos.
Todas estas pruebas, problemas y tentaciones son conocidos como inundación del diablo. Juan escribe: Y la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un río, a fin de hacer que fuese arrebatada del río. Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca. (Ap. 12:15-16). Isaías también advierte que Satanás traerá una inundación contra todos los que ... temerán desde el occidente el nombre de Jehová... porque vendrá el enemigo como río... (Is. 59:19).
He experimentado ese río. Y ahora mismo una multitud de creyentes se encuentran en él. Son inundados con persecuciones, ataques físicos, molestias mentales, tentaciones candentes y lujurias infernales, amigos volviéndose contra ellos como enemigos. Satanás ha planeado un ataque de último día y a toda fuerza para arrastrarnos con toda desesperación. Pero no desmaye tu corazón, Dios te ayudará!
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