No es posible tener comunión ni intimidad con
el Señor hasta que le creamos y le recibamos como
lleno de amor, bondad y ternura hacia nosotros
lleno de amor, bondad y ternura hacia nosotros
Ahora, estarás pensando: "Seguramente que el Señor no se agradar de alguien que aún este en pecado. Yo no espero que él me ame si continúo por el camino del pecado. Esa clase de pensamiento raya en la blasfemia."
Sí, Dios ama a su pueblo pero no ama el pecado. La Biblia dice que él reprende a cada hijo que continúe en pecado, pero lo hace con mucha paciencia. Y luego de reprendernos, su Espíritu nos llena con una sensación de indignación por nuestro pecado.
A pesar de esto, el amor de Dios por nosotros permanece inalterado. Su palabra dice: "Porque Yo Jehova no cambio." (Mal.3:6), "... del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación." (Stg. 1:17). "... Porque Dios soy, y no hombre." (Oseas 11:9).
Dios libre que su amor por nosotros vaya a menguar, y fluya como el nuestro hacia él. Nuestro amor varía diariamente, yendo de caliente y celoso a tibio o hasta frío. Como los discípulos, podemos estar dispuestos a morir por Jesús un día y al otro día negarlo y huir de él. Podemos decirle al Señor que confiamos en él para suplirnos todas nuestras necesidades y evitar que caigamos, pero eso no es comunión verdadera. La pregunta es: confiamos plenamente en su amor para con nosotros? Hemos visto su amor revelado y nos hemos apoderado de él? Su amor por nosotros está arraigado en nuestros corazones?
Te debo preguntar - y tu, puedes contestar así?: "El Padre celestial esta enamorado de mí! Él dice que yo soy dulce y bello ante sus ojos y yo le creo. No importa por lo que pase, o cuán tentado o probado sea, él me rescatará. Él estará a mi alrededor siempre, y no permitirá que me opriman o destruyan. El siempre será bondadoso y amable conmigo!"
Aquí es cuando la verdadera comunión comienza. Tenemos que estar convencidos día a día del amor inalterable de Dios para con nosotros. Y debemos demostrarle que creemos en su revelación de sí mismo. Juan escribe: "Y nosotros hemos conocido y credo el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él." (1 Juan 4:16).
Solamente esta creencia puede sanar tu alma. Es tu única arma en contra del diablo, quien te miente diciéndote que eres muy inmerecido para orar o acercarte a Dios. Convenciéndote de esta verdad es el único camino para que te abras a la verdadera comunión.
Si alguna vez has estado enamorado de alguien, sabrás de lo que te estoy hablando. Imagínate un esposo que pasa mucho tiempo fuera del hogar por motivo de su trabajo, pero que está muy enamorado de su esposa. Él llama a su amada todas las noches que está fuera del hogar. Y de vez en cuando la llama y le deja un mensaje en su celular. Su mensaje podría ser el siguiente:
"Hola corazón, te estoy llamando para decirte que el sólo pensar que estas allí, y que me amas, me renuevan las fuerzas. Va a ser la fuerza que necesito para este día. Sé que voy a tener un día difícil de trabajo. Pero acabo de leer la carta que me enviaste, y que gran gozo sentí! El sólo saber que estás pensando en mí me llena de felicidad!"
Ese es el amor que el Padre celestial tiene para ti. Confía en él!
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