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miércoles, 22 de agosto de 2012

QUE NO ENTRE LA INCREDULIDAD

 
 Dios será siempre tierno con nosotros en nuestra
condición indefensa - ¡Pero nunca debemos
permitir que la incredulidad penetre
nuestro corazón!

 
Le podemos expresar a Dios todo lo que queramos, sobre nuestros sentimientos de fracaso. Podemos contarle acerca de nuestra desesperación por nuestros pecados y errores insensatos. Pero nunca debemos entretener pensamientos que él nos ha abandonado. Esta es una acusación grave, y nuestro Señor no lo toma levemente. Vemos su reacción inmediata a esta clase de acusación en Números:

“(Israel) viajó del monte Hor por el camino del Mar Rojo… En el camino, se impacientaron y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Para qué nos trajeron de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida! Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron.” (Números 21:4-6).

¡Cuándo la Biblia me dice que mi amoroso Padre celestial, mando serpientes venenosas a su propia gente, y que ellos murieron de sus mordeduras, no puedo ignorar el mensaje muy claro: ¡Dios no permitirá tal incredulidad entre sus elegidos! Después de todo lo que nuestro amoroso Señor ha hecho por nosotros, la acusación más dañina que podemos hacer contra él, es decir que él nos ha abandonado. Debemos tener cuidado con tal incredulidad, especialmente en nuestros momentos difíciles.

David es nuestro ejemplo de alguien que mantuvo su fe. Aún en su punto más bajo, David no se permitió revolcarse en la incredulidad. Proclamó, “Yo, Señor, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.” (Salmo 38:15).

Si estas soportando un ataque de un espíritu demoníaco del desánimo, te compartiré en el transcurso de la semana las tres cosas que debes hacer.

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