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miércoles, 18 de julio de 2012

LA CALAMIDAD VIENE




Ahora mismo, el mundo esta lleno con gente
que piensa que ninguna calamidad dolorosa
jamás les acontecerá.

A través de la historia, la gente ha creído que ellos pueden manejar cualquier calamidad lo suficientemente bien sin fe en Dios. El profeta Isaías escribe que tales burlones se jactan, "Cuando pase el turbión del azote no llegará a nosotros" (Isaías 28:15).


Isaías dice que esta gente está espiritualmente ciega: "Jehová tu mano está alzada, pero ellos no ven…" (26:11). En otras palabras, ellos no atribuyen ninguna calamidad a la obra de Dios. En vez de eso, ellos acturán como si no hubiera un Dios en el cielo para pedirles cuenta por su incredulidad.

Hoy, muchos burlones en el mundo piensan que su riqueza los salvará de cualquier desastre. Pero la palabra de Dios dice con toda certidumbre, que cuando comience su sacudir divino, el impío rico repentinamente verá sus posesiones sin valor:

"En aquel día arrojará el hombre a sus ídolos de oro y plata, que él fabricó para adorarlos, a los moldes y sus murciélagos; Se meterá en las grutas de las rocas y en las hendiduras de los peñascos, ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad, cuando él se levante para hacer temblar la tierra" (2:20-21).

Otros burladores dirán, "¿por qué tanta preocupación e inquietud? Las cosas siguen como siempre, desde el principio de la humanidad. Las calamidades vienen y se van, pero nosotros siempre hemos sobrevivido. Las economías pueden desplomarse, los imperios pueden caer, pero la vida humana sigue.

"No podemos escuchar a estos profetas de fuego y azufre, ellos han estado diciendo las mismas cosas por siglos. El mundo no se ha terminado, como ellos han dicho muchas veces. Los malos tiempos siempre han cedido a los buenos. Solo necesitamos seguir gozando la vida mientras podemos."

Es verdad que los profetas de Dios han sonado las advertencias en cada generación. Pero la historia comprueba que Dios, siempre ha mandado sus juicios en el tiempo debido. 

Ustedes saben que por muchos años, sin fallar, yo les he estado advirtiendo continuamente de un tiempo malo por venir, y acerca de los pecados que han sido las causas…Yo les he dicho que el juicio comenzará en la casa de Dios; y Dios parece haber endurecido nuestros corazones de su temor…y que ninguno sabe lo que será el poder de su ira. En todas estas cosas les he prevenido, de los tiempos peligrosos, penosos y malos… todos estos ahora están a la puerta, y están entrando sobre nosotros.

Burladores pueden leer hoy estas palabras y decir, "¡Esto prueba mi punto! Aquí tienen a un predicador del día del juicio final de hace años, que trató de asustar a su sociedad. Pero el mundo ha continuado, a pesar de todo lo que él dijo. ¡Las cosas han seguido como de costumbre!"

Lo qué estos burladores no reconocen, es que Dios mandó sus terribles juicios sobre esa sociedad. Muchos vivieron para llorar sobre un holocausto llameante que destruyó grandes ciudades. De hecho, algunos vieron
 el cumplimiento de cada una de sus poderosas profecías, guerras, destrucción, economías destrozadas, depresión nacional, enfermedades que aniquilaron a multitudes de gente descuidada y despreocupada.


Sin embargo, antes que veamos una sola de estas calamidades cumplirse, clamemos  fielmente desde su púlpito: "les mostraré cómo debemos comportarnos dentro y bajo las calamidades penosas, que vendrán sobre nosotros, y puedan alcanzar, podría ser, hasta el mismo cuello."

Amados, estamos viviendo en tales tiempos. Y en tiempos como éstos, hay sólo una respuesta al holocausto financiero venidero: "¡Los justos por la fe vivirán!" Hoy amonesto a mi gente con lágrimas: "Obtengan un arca, preparen un arca para tu seguridad y la de tu familia." 

"Esa arca es Jesucristo. No hay ninguna otra manera, ninguna otra arca para Isaías, el profeta, dijo de nuestro Señor, "Y será aquel varón [Cristo] como escondedero contra el viento, 
y como refugio del turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa."


"Ese es nuestra arca, benditos aquellos que confían sólo en él… No conozco ninguna seguridad, ninguna liberación, en las pruebas y aflicciones que vendrán sobre la tierra, sino en creer en Cristo como nuestro único refugio."

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