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martes, 19 de junio de 2012

LOS DIAS MALOS DEL CRISTIANO

                           
   La vida cristiana no es una vida de navegación clara 

Todo cristiano va a tener días malos tarde o temprano, sin importar lo consagrado que sea. De hecho, creo que mientras más consagrado sea, más dolorosos y angustiosos serán sus días malos.



Afortunadamente, la mayoría de los cristianos saben que Jesús no es solo un Salvador para “los buenos tiempos.” Él está con nosotros no solamente cuando las cosas van bien, sino que también cuando tenemos esos días malos. Cuando nos azotan los días malos, él no desaparece diciendo: “Volveré cuando todo este bien.” No - él es fiel y nos cuida a través de todas las épocas. Él se interesa por todos nuestros sentimientos durante los tiempos malos.

El apóstol Pablo se refirió a esto cuando escribe: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros…” (2 Corintios 4:7). ¡Imagínatelo! El tesoro al que Pablo se refiere es al conocimiento y la presencia de Jesucristo. ¡Y tenemos este tesoro precioso en nuestros cuerpos!

Sin embargo, la palabra griega que usa Pablo para “terrenal” es “barro frágil” - queriendo decir “débil, de fácil rompimiento y de fácil tentación.” Él esta diciendo: “Si, tenemos la presencia de Jesús en nosotros. ¡Pero nuestros cuerpos son débiles, fácil de caer en tentación y de ser quebrantados!

El hecho es que todos padecemos de lo que la Biblia llama “flaquezas.” Para muchos cristianos una flaqueza común en la vida es la frágil constitución física o la pobre salud. Pablo habla de las frecuentes enfermedades de Timoteo, (1 Ti. 5: 23). La palabra “flaqueza” en griego, como se usa aquí, significa “enfermizo, sin fuerzas, débil en cuerpo o mente.”

Sin embargo, hay otras flaquezas además de las físicas, y son tan difíciles de manejar como las físicas. En mi opinión, las flaquezas de la mente son las más comunes. No estoy hablando de enfermedades de la mente, pero si de aquellos momentos que sin explicación alguna nuestros sentimientos nos traicionan y juegan con el pensamiento. Déjame explicarte.

Es posible que te acuestes contento y lleno de alegría y sin embargo al despertarte al otro día te levantes con una nube de tristeza sobre tu cabeza. Todo el día te sientes abatido por tu estado mental. No sabes de donde vino, - pero esa nebulosa sigue en ti y no se disipa.

La culpa, el miedo y la ansiedad son todas flaquezas de la mente. Esas cosas te pueden perseguir por tu pasado, o por algún pecado que aún tienes en tu vida. Y no puedes evitar que estas flaquezas afecten tus sentimientos.

Ahora bien, tu puedes decir que no vives por tus sentimientos - pero en realidad sí lo haces. Por ejemplo, quizás no puedes olvidar unas palabras groseras que alguien te dijo días atrás. O puedes estar batallando constantemente contra sentimientos de ineficiencia o rechazo. Sin duda, estos sentimientos tienen un efecto directo en la manera en que vives.

Para muchos, el Día de las Madres o el Día de los Padres es uno de los días más difíciles del año. Es posible que sus padres no le brindaran mucho amor, o que fueran alcohólicos, o simplemente no estuvieran presentes en su vida. Muchas personas no se pueden acordar de haber pasado un buen día con su madre o padre.

Irónicamente, mis días malos vienen cuando estoy escudriñando la Palabra de Dios. Cuando estoy a solas con el Señor y mi Biblia, me siento abatido por los sentimientos de ignorancia. Siento que existe un gran océano de verdad ante mí, pero me es imposible comprenderlo todo porque ¡es tanto lo que hay!

Y aún mi frustración es mayor cuando leo los escritos de predicadores que vivieron hace años. Y termino exclamando: “¡Oh Señor - soy como un niño en entendimiento comparado con estos gigantes espirituales! Ellos vivieron en una era alegadamente obscura, sin entendimiento, y sin embargo, siendo aun jóvenes, escribieron sobre materias que aún yo no puedo captar a los 31 años. ¿Por qué se me hace tan difícil captarlo?”

La única respuesta que recibo es la que escucho de las palabras de Pablo: “no es por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9). Todo el poder reside en Dios - incluyendo el poder de saber la verdad y mantener una vida piadosa. Este gran tesoro esta en vasos de barro, ¡de manera que toda la gloria sea para él!

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