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viernes, 8 de junio de 2012

MINISTROS DE LOS ULTIMOS TIEMPOS

 
Incapacitado Qué palabra más espeluznante! Significa: privado de la capacidad o el poder para funcionar; inepto, inútil; descalificado. 

De acuerdo con la Palabra de Dios, el pecado es el gran incapacitador. Afecta tanto a ministros como a ovejas - robándoles de todo poder y utilidad, dejándolos secos y vacíos, y quitando toda habilidad para llevar a cabo los propósitos eternos de Cristo.

Cuando el profeta Isaías profetizó sobre la venida de Cristo y su reino, esbozó como serian los verdaderos ministros de Cristo. Al hacerlo, definió nuestro ministerio en los últimos días. Él dijo en esencia: Deseo que conozcan las marcas del verdadero pueblo de Dios - aquellos que estarán ministrando justamente antes de que el Príncipe de Paz venga a reinar!

Isaías comienza con estas palabras: He aquí que para justicia reinará un rey (Isaías 32:1). Luego el profeta añade: Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa (Isaías 32:2).

Algunos estudiosos de la Biblia creen que el hombre que Isaías describe aquí, es cualquier creyente que confía en Cristo. Yo no estoy de acuerdo. No hay un ser humano capaz de ser todas estas cosas una cobertura, un satisfactor de un alma seca, un protector y sombra confiable, o una gran roca. No importa cuán santo o comprometido pueda ser un creyente, no puede ser todas estas cosas para toda la gente en todo momento.

Para mí es muy claro que Isaías está hablando de Cristo. Isaías sigue diciéndonos que un fiel siervo de Dios predicará toda la suficiencia de Cristo! Verdaderamente, este creyente se encierra con Jesús, confiando en que su Señor hará a su alma un jardín bien regado. Él vive con una confianza tranquila, su espíritu está descansando y lleno de paz. Y él testifica: bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor (Cantares 2:3-4).

Este verdadero siervo de Dios no tiene tempestad en su alma por el pecado. Al contrario, Él confía completamente en el Espíritu Santo para que lo redarguya de sus pecados, y así su espíritu es tan libre como una paloma. Él no tiene temores ni preocupaciones, porque todo está claro entre él y su Señor. Y ahora hay una canción en su corazón, porque Cristo es su deleite!

Además, este siervo sabe que nadie le puede hacer daño, porque él se aferra a la seguridad y consuelo de la promesa de Dios para defender a los justos. Sabe que ninguna arma forjada contra él puede prosperar, porque Dios mismo se levantará contra toda lengua que se levante en contra de él. Dios es su defensa en una tierra seca!

Ahora, Isaías señala dos marcas distintivas del siervo justo. Primero, él tiene discernimiento; y segundo, él conoce la voz de Dios distintivamente: No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos (Isaías 32:3).

Vemos un ejemplo de esto en el primer encuentro de Jesús con Natanael. Cuando Cristo vio a Natanael venir hacia él, exclamó: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño (Juan 1:47). En otras palabras: Miren, hermanos, aquí viene un hombre que no es hipócrita. No hay engaño en él, ni inmoralidad. él es una vasija limpia!

Entonces Jesús se volvió a Natanael y dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre (Versículo 51). La frase aquí viene de una raíz que sugiere repetitivamente. En otras palabras, Jesús le estaba diciendo a Natanael: Dios va a darte revelaciones continuas. Él te va a revelar el cielo repetitivamente!

De la misma manera, amados, Dios hace este pacto con todo ministro del evangelio que vive una vida sin reproche, sin pecado oculto o secretos oscuros. Tal siervo recibe un continuo fluir de la revelación de la gloria de Cristo. Y él actúa como un oráculo de Dios, recibiendo continuamente una palabra fresca del cielo!

Muchas veces, me sorprendo por las palabras frescas y ungidas que escucho en estos días, de algunos predicadores no de renombre. Cuando escucho este tipo de visión pura de Cristo, a menudo trato de escuchar nuevamente a ese ministro nuevamente.

Lo mismo ocurre en nuestra congregación cuando escucho a alguno de nuestros miembros hablar con revelación, si las prédicas de ese hombre prueban ser consistentes con su visión y su mensaje, y yo discierno que el cielo se abre a él repetitivamente, entonces lo invito a que predique en nuestra iglesia de Tiempo de Cosecha. De hecho, así es como se prueba un vaso de Dios.

Siervos así, son rectos y sencillos en su caminar con Dios, y sus vidas son libros abiertos. Son devotos de su esposa y familia. Y ni siquiera dan una señal de ambición. Este tipo de ministro puede llegar a ser buen pastor, pastoreando felizmente pequeñas congregaciones, pasando muchas de sus horas en oración.

Estos hombres no pierden el tiempo en juegos tontos o pasatiempos. No pasan su tiempo viendo la televisión e Internet excesivamente o siendo adictos a los deportes. Su presencia está llena del Espíritu de Dios. Y las revelaciones de Cristo fluyen de ellos como ríos de vida!

Nuestra iglesia está compuesta también de ancianos piadosos. A menudo cuando escucho a estos hombres enseñar y muevo la cabeza en señal de sorpresa, pensando: ¿De dónde sacaron estos siervos de Dios tan increíble revelación de gloria, poder y suficiencia de Cristo? Ellos no tienen adiestramiento teológico. Sin embargo, están enseñando ríos llenos de revelación pura!

Como Natanael, estos son siervos en quienes no se encuentra engaño, ni hábito secreto, ni ningún pecado. Así que, ellos pueden ver, oír y discernir la voz de Dios hacia ellos. No están engañados, por eso reconocen el latido del corazón de su Señor claramente!

He descrito lo que Isaías dice de tales ministros de los últimos días. Ahora vamos a considerar lo que Isaías dice acerca del siervo de Dios que está incapacitado, aquel que se hace inútil para el rebaño de Cristo porque en él habita un pecado asediante. Tal persona está marcada por estas tres características que aprenderemos la próxima semana.

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