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miércoles, 27 de junio de 2012

DIOS TIENE GRAN AFECTO POR TI



  ¡Debes estar plenamente convencido que tu


Padre celestial tiene un gran afecto por ti!
 



Aunque pongas en duda el amor que Dios siente por ti, él no te condena. Al contrario, él siente tu dolor y desesperación. Y él quiere que sepas que su almacén esta repleto de todo lo que necesitas, ¡y todo esta disponible para ti!

Pero, él dice: “Tu no lo puedes usar o disfrutar a menos que lo recibas por fe. Debes reconocer quién tú eres - mi hijo, mi heredero y descansar en mi promesa que yo me encargaré de todos tus asuntos y necesidades. ¡Demuéstrame que confías en mi entrando a mi reposo!

Quiero terminar este mensaje con este testimonio que leí recientemente. Creo que habla claramente de este asunto de tener días malos, esta mujer le escribe a su pastor:

“Estimado Pastor, años atrás mi esposo perdió su trabajo que era muy importante para él. De hecho, fue una tragedia para él. Perdió toda su auto estima, así como también su buen ingreso, y nunca se pudo recuperar. Aunque él esta empleado, su salario actual es menos de la mitad de lo que él ganaba.

Ahora la responsabilidad primaria en ser el proveedor de la casa recae en mi. Semanas atrás planeé asistir a una reunión cristiana un viernes por la tarde después del trabajo, y como tenía alrededor de cuarenta y cinco minutos antes de ir me recosté a descansar. Estaba buscando algo para leer cuando el Señor me dirigió a una cajita donde guardaba varios documentos.

Tomé uno de sus sermones: “Un lugar llamado desesperación.” A medida que leía el mensaje, el Espíritu del Señor me ministraba que allí era donde yo estaba - al final de mi juicio. Dentro de poco me voy a retirar, y mis preocupaciones continúan amontonándose. Nos estamos ahogando en dificultades financieras, y sin posibilidades de salir de ellas.

Más aún, Dios me mostró por medio de su mensaje, que estaba furiosa contra mi esposo. Estuve dependiendo de él - esto es, en la carne. Necesito ir solo a Jesús como mi esperanza, como mi único proveedor y el único que me puede sacar de estos problemas. Ahora sé que mi esposo nunca me podrá sacar de estos problemas. Sin embargo, mientras leía su mensaje, recibí la seguridad que Dios esta conmigo en mi desesperación.

Más tarde fui a la reunión, donde una de las oradoras era amiga mía. Habló de como Dios la sacó de las dificultades financieras que ella y su esposo tuvieron. Ella lo contó todo, incluyendo varias situaciones embarazosas que afrontaron. Estaba de Dios que yo escuchara todo eso.

Luego, compartí con mi amiga su mensaje con relación al final del juicio, y le dije como Dios me había ministrado por medio de él. Luego, la próxima semana recibí un paquete de ella. Dentro había una copia de su mensaje: “La canción adecuada, el lado inadecuado.” ¡Qué tremendo! Llamé a mi amiga para darle las gracias, y me dijo que luego me enviaría más mensajes.

Aún no han terminado mis pruebas. Esto esta muy difícil. Miro al futuro y veo posibles desastres cercándonos, como los que tenían los hijos de Israel. Más aún, Dios me ha mostrado como yo he dudado de su amor por mí y de su fidelidad para recibir su provisión.

Me he dado cuenta, según usted lo ha enseñado, que yo he sido buena para suprimir mis temores y nunca le he azotado un golpe mortal a mis dudas. Ahora quiero ponerle fin a todo esto. Quiero elegir alabar a Dios - por amarme y proveerme aunque aún no haya visto la provisión.

Mi oración es que Jesús, el autor y consumidor de mi fe, sane mis dudas y me de el don de la fe para confiar en él completamente. Pido que me dé un cántico nuevo para cantar en este lado de la victoria. ¡Deseo pasar esta prueba! Anhelo cantar la canción adecuada en el lado adecuado como un testimonio a la gracia y misericordia de Dios."

Nuestro ministerio recibe muchas cartas como esta de personas cuya fe esta creciendo. Ellos creen como yo, que días malos vienen sobre el mundo - pero ellos saben que el Señor estará con ellos. ¡Y ellos han probado que él es fiel!

Amado santo, puede que te esperen días malos. Pero debes llegar al lugar donde puedas decir: “Jesús, yo pongo toda mi carga en ti ahora. Yo soy un heredero de las riquezas de Dios en Cristo Jesús. Y sé que esas riquezas incluyen una provisión completa para todas mis necesidades físicas. ¡Puedes creerle a Dios por eso!

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