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viernes, 25 de mayo de 2012

LA CAIDA DEL BECERRO DE ORO



Por buen tiempo he estado profetizando acerca del asolamiento del mundo a través de un holocausto económico. Últimamente estoy convencido que una de dos escenas podrá tomar lugar:


 
  1. De súbito, puede haber una explosión de advertencias, quizás el mercado de valores baje mil puntos o más. Después de un breve tiempo de alarma, el mercado puede rebotar. Cuando eso suceda, los inversionistas estarán convencidos de que han hecho una corrección. Y nuevamente, la perspectiva será: ¡el cielo es el límite! 
  2. Trágicamente, está actitud llevará a un tipo de euforia nunca antes visto en Estados Unidos y por consecuente a los países que dependen de este becerro de oro. Pueden haber especulaciones económicas desordenadas y pueden llevar al mercado a la estratosfera.

  3. Por el otro lado, el mercado de valores o mercado de obligación puede descender durante la noche sin rebotar. Si es así, diariamente veremos un sin número de inversionistas retirarse porque todos reconocerán que esta gran nación ha sido asolada con la quiebra del mercado. En ese momento, habrá pánico total. Y sabemos que esta nación ha entrado en un período de juicio divino desde la caida de las torres gemelas porque esta en una estrepitosa y súbita baja de cotizaciones,  cayendo en el caos.
¿Cuál es la razón por este juicio? ¡Vendrá como la ira de Dios sobre una nación que ha derramado ríos de sangre inocente! En el Antiguo Testamento, los profetas le advirtieron a la nación de Judá que el juicio vendría por un derrame de sangre parecido.

Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo; asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso perdonar. (2 Reyes 24:3-4).

El derrame de sangre de Manasés fue sólo un pequeño riachuelo comparado con el océano de sangre derramado por los que practican el aborto en Estados Unidos. Añada a eso la sangre de personas inocentes muertas por conductores embriagados, armas de fuego, y asesinato. Entonces añada la sangre de niños asesinados por otros niños, vidas inocentes cortadas por aquellos que no tienen sentido del bien y el mal. Esta maldad se ha propagado por el mundo entero y va en aumento hasta el día de su juicio final.

La Biblia lo dice claro: Dios no perdonará el derrame de sangre inocente. ¡El enviará juicio!

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