Este pecado de poner la familia antes
del Señor es uno de los pecados más
entorpecedor en la iglesia hoy.
Hacen tiempo para las clases de baile, lecciones de música, funciones escolares, fiestas, ir de pasea, deportes y compras. La lista sigue. Pero dedican poco tiempo a las cosas del Señor. El mensaje que se escucha es: “¡Mis hijos son primero!”
Te digo, si descuidas los intereses de Dios y pones a tus hijos primero, ¡los condenarás! Eso fue lo que sucedió con Ezequías y Manasés. El Señor le dio quince años más de vida – años que debió pasar sobre su rostro ante Dios y llevando a Israel a la renovación. Al contrario, Ezequías pasó esos años jugando con juguetes de adultos – coleccionando joyas, ganado y construyendo edificios. El hijo que crió durante esos años, Manasés, observo como su padre ponía juguetes y familia primero. ¿El resultado? Manasés se convirtió en uno de los reyes más malos en la historia de Israel.
¿Cuál fue el pecado de los tres hombres en esta parábola de los convidados a la cena? Era que los intereses de la tierra, bueyes y la familia echaron a un lado el llamado a la intimidad y compañerismo con el maestro. No me mal interpreten – todas las cosas que ellos estaban haciendo eran buenas y perfectamente legítimas. Pero se convirtieron en pecado – imperdonable – ¡cuando les robaron a estos hombres de su tiempo con y reverencia al maestro!
Ahora permítanme hacer otra declaración importante: ¡No eres un verdadero amante de Jesús si no proteges tu tiempo con él!
Tienes que llegar al lugar donde consideras todo como una intromisión si te roba de tu precioso tiempo en la presencia de Jesús. Una vez que le haces a un lado o le das prioridad a otra cosa, fácilmente puede convertirse en un hábito. Y terminaras como dijo Jeremías – descuidándolo “…por innumerables días” (ver Jeremías 2:31-32).
¿Qué sucede cuando un maestro o dueño es ignorado? ¡Se enoja! El maestro en esta parábola dijo: “Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustara mi cena.” (Lucas 14:24).
En otras palabras: “Muy bien, caballeros – me han demostrado que están muy ocupados para mí. Has puesto tu trabajo, tu familia, tu tierra, y tu ganado antes que yo. No quieres cenar conmigo y conocerme. Ahora te digo – nunca me conocerás. ¡Nunca entraras por mis puertas!
De la misma manera, muchos irán a Jesús diciendo: “Señor, hicimos grandes obras en tu nombre. Echamos fuera demonios y sanamos enfermos, todo para tu gloria.” Pero él responderá: “Todas son cosas buenas – ¡pero nunca te conocí! Estabas demasiado ocupado para ser íntimo conmigo.
Nunca pusiste todo a un lado y te sentaste en mi presencia. Ahora todas tus obras ocupadas han sido probadas como vanas. ¡Apártate de mi, extraño!”
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