Una caminata en las calles de la
ciudad de Talara de noche puede ser
una experiencia desgarradora.
ciudad de Talara de noche puede ser
una experiencia desgarradora.
Semanas atrás caminé a dos cuadras del centro de la ciudad, a un puesto de periódicos cercano. Cuando crucé hacia la parte posterior del mercado, vi a una triste mujer desamparada sentada en una esquina. No debía tener más de 50 años, pero parecía que tenía ochenta. Ella me miró con una mirada hambrienta y perdida, como diciendo: “Esto es todo lo que la vida me ofrece.” Mi corazón se quebrantó. Pensé tristemente: “Es la madre de alguien.”
Al doblar por la Avenida, vi a un joven salvaje. Estaba drogado, tambaleándose al pasar a mi lado, diciendo tonterías entre dientes que nadie entendía. Pensé: “El vive en el infierno en esta vida. Y cuando muera, probablemente pasará la eternidad en un infierno ardiente.” Me pareció tan trágico – que alguien viva en un infierno aquí, y luego se muere y vaya al infierno. Me sentí triste e impotente.
Al seguir caminando vi un joven homosexual prostituyéndose en una esquina. Me pregunté si alguna vez supo lo que era una vida normal.
Regresé triste a mi casa. Me senté en mi silla, miré al vacío, y comencé a llorar: “O Dios, ¿no es esta ciudad un infierno suficiente? ¿No tendrás compasión cuando esta pobre gente esté ante ti? Ninguno de ellos ha escuchado los mensajes que nuestra gente en la Iglesia Tiempo de Cosecha escucha. No han conocido el compañerismo de los santos. No han sido tocados por el Espíritu Santo. No tienen la capacidad mental de vigilar por tu regreso. ¡O Señor, a veces pienso que tendrás mas misericordia con estos en ruinas que con todos los santos quienes han escuchado cientos de sermones pero continúan haciéndote a un lado!”
Ciertamente, Jesús dijo que será más tolerable en ese día para Sodoma y Gomorra que para aquellos que una vez gustaron de las cosas buenas de Dios. Estoy hablando de gente que ha conocido el poder del Espíritu Santo – que una vez prometieron amar y servir a Jesús hasta la muerte, pero quienes se han vuelto a la codicia, materialismo e intereses propios. Dime – ¿cómo puedes vigilar por la venida de Jesús si estás envuelto en las cosas buenas de este mundo?
Si Jesús no es la niña de tus ojos – si tu atención no está en él, su iglesia, su palabra, sus intereses – no puedes ser su discípulo. ¡Sería mejor que fueras un desamparado que un hipócrita tal!
Lo repito en amor: Muchos de los que están leyendo este mensaje no van a llegar – a menos que se comprometan hoy: “Señor, de este momento en adelante, me comprometo que serás el centro de mi vida. Todo lo demás tomará el segundo lugar. Tú eres todo para mí, Jesús. Y sé que si no es así, ¡todo lo demás será en vano!”
¡Amen!
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