Finalmente, un gran numero que debe
estar en la entrada nupcial quedarán
fuera (Mateo 25:1-13).
Jesús nos ofrece una parábola poderosa en Mateo 25 – la parábola de las diez vírgenes. Quizás conoces esta parábola muy bien. Solo cinco de las vírgenes tenían sus lámparas llenas de aceite cuando el novio llego por ellas. Las otras cinco quedaron fuera de la fiesta nupcial, porque salieron a buscar aceite cuando llego el novio.
Dado que las diez vírgenes en esta parábola representan la iglesia: ¿significa esto que solo la mitad de los cristianos entrarán a la cena de bodas? Yo no sé. Pero sí sé que debemos prestar atención a lo Jesús nos está diciendo aquí.
No tengo problema con el hecho de que las diez vírgenes “cabecearon todas y se durmieron” hasta la media noche. Primeramente, aquellas que tenían aceite podían dormir en paz, porque tenían suficiente para llegar hasta la mañana. (Algunos dicen que este aceite es el Espíritu Santo – y que las cinco insensatas habían descuidado su caminar y habían perdido la unción del Espíritu.)
En segundo lugar, el aceite no es el corazón de la parábola. Sin embargo, ponemos nuestra tanta atención en él que perdemos el aspecto más importante. Ves, una vez que las cinco vírgenes insensatas rellenaron sus lámparas, regresaron y comenzaron a tocar la puerta, diciendo: “Señor, Señor, ábrenos…” Pero, ¿qué les dijo el novio? Él no les preguntó donde estuvieron. Él no las reprendió porque no tenían aceite. Él no mencionó que estaban tarde. Él no enumeró ninguna de estas cosas. No – él dijo claramente: “…De cierto os digo, que no os conozco.” (Mateo 25:12). El dijo: “No te conozco.” ¡Y ese es el centro o corazón de la parábola!
A menudo personas se acercan a saludarme, y algunas se quedan ahí, sonriendo. Hace poco un joven se acerco y y saludo. Después de un momento, pregunto: “¿No nos reconoce?” Muevo la cabeza. Me vuelven a decir: “Lo conocí hace años después de una campaña. Usted oro por mi. ¿Recuerda? Estoy viendo su blog . Disfrutamos sus mensajes, y he seguido su ministerio por años. ¿Cómo no me conoce?”
¡No sabía nada de el! Dije: “Lo siento amigo – no la conozco.” Este joven eran extraño para mí.
Por supuesto que Jesús sabe quienes somos. Él es omnisciente, todo lo conoce. Pero ese no es el tipo de “conocimiento” al que él se refiere en esta parábola. Jesús está diciendo: “Nunca me has tomado en serio. Nunca me pusiste primero. Nuestro noviazgo no consiste de eso. Tu corazón no está en esta relación. Me has descuidado. No puedo reconocer tu espíritu, tú caminar. ¡No puedo reconocerte como parte de mi compañía nupcial!”
Amado, ¿conoces a Jesús en tu habitación secreta como también en la iglesia? ¿Hablas con él mientras conduces al trabajo, de camino, o en el autobús? Cuando las puertas de la iglesia se abren, ¿estás allí lo más posible?
Cuando llegue ese día final, ¿te conocerá Jesús?
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