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sábado, 8 de enero de 2011

VOLVER A LO MISMO

 
 Hacer la perfecta voluntad de Dios a veces
requiere volver a una situación familiar
de la cual estuvimos corriendo. 



Puede que estés en una situación familiar que parezca sin esperanzas. Has clamado, “Señor, no puedo mas - ¡Yo se que no esperas esto de mi!” Piensas que no puedes soportar más tiempo – y si todavía no has echado a correr, probablemente sientes deseos de hacerlo. ¡Pero correr, nunca es el plan de Dios!

Jacob tenía una terrible situación familiar. Era mas de lo que él podía soportar – de hecho, amenazaba su vida. Él le había robado la primogenitura a Esaú y lo había airado hasta el punto de asesinato.

¿Cómo fue que Jacob manejo este problema? ¡Él huyó de todo! El no tuvo un Getsemani – el no murió al yo ni le pregunto a Dios que debía hacer. En vez de eso, Jacob escuchó la voz de su carne – esto es, a su madre, Rebeca, quien dijo: “…hijo mío, obedece a mi voz: levántate y huye…” (Génesis 27:43).

Jacob corrió por veinte años – y fueron veinte años de dolor y problemas. Finalmente, Dios le dijo que era tiempo de enfrentar todo: “… Levántate ahora y sal de esta tierra; vuélvete a la tierra donde naciste" (31:13). Dios estaba diciendo: “Jacob, nunca vas a conocer mi plenitud hasta que vuelvas y enfrentes este problema. ¡Ve – entra al horno!”

Jacob viajó con su familia para arreglar las cosas - ¿y que crees que fue lo primero que vio? A Esaú, saliendo a encontrarse con él en el desierto – ¡con cuatrocientos soldados airados, listos para la venganza!

Jacob gritó: “¡Señor, necesito un milagro! Tienes que cambiar el corazón de mi hermano. ¡Quítale el odio hacia mí!” Jacob tenía temor e ira en su corazón hacia Dios - ¡porque solo se había sometido a la voluntad de Dios! Él estaba diciendo: “Señor, he dispuesto mi corazón a obedecerte - ¡pero las cosas no están saliendo bien!”

Quizás las cosas no están bien en tu familia. ¿Tienes un esposo alcohólico, una esposa que no te entiende, problemas financieros? Amado, esas son las mismas cosas que Esaú y su ejército representan – cada dolor, cada argumento de la carne, cada razón que tu mente puede darte porque no puedes enfrentar esta situación sin esperanzas. El diablo te dice: “Has obedecido a Dios, has hecho bien - ¡pero nada ha cambiado! El corazón de tu ser querido sigue endurecido – de hecho, esta peor. Si no corres ahora, ¡pasaras el resto de tu vida en un infierno!”

Lo cierto es que no puedes continuar – si tan solo te vas a someter. Pero puedes seguir si haces como Jacob: él tuvo un Getsemani – ¡una noche de muerte! Yo sé lo que Jacob oró esa noche – porque yo he hecho esa oración:

“O Dios, esta situación es demasiado para mí. He manipulado y tratado de hacer que sucedan cosas. ¡Pero estoy cansado de hacer las cosas a mi manera! No puedo seguir corriendo, Señor – quiero que mi vida este bien contigo. Esaú puede matarme a mí y a mi familia – puede quitarme todo lo que tengo. ¡Pero prefiero estar contigo en la gloria que pasar otro día viviendo de esta manera!”

Esa noche, Jacob murió. Dios lo hirió para que no huyera más. El solo podía cojear al futuro, totalmente dependiendo del Señor. Pero paso otra cosa también: éxtasis lleno su alma. Y yo creo que cuando Jacob cruzo el riachuelo para encontrarse con Esaú temprano en la mañana, ¡el estaba absolutamente libre de temor!

Tú también puedes estar enfrentando un Esaú. Tu piensas: ¿Quiere decir que mi esposo nunca cambiara – que nada en mi vida va a mejorar?”
No - ¡Dios cambió a Esaú! Él le sacó el corazón de piedra. Cuando Esaú se encontró con Jacob, el cayo sobre su hermano, besándolo y abrazándolo. ¡Había completa paz!

Querido santo, no temas entrar al horno. Mientras tengas la paz de Jesús y la perfecta voluntad de Dios, puedes soportar cualquier cosa, en cualquier lugar, en cualquier momento. Puede que tus circunstancias no cambien – ¡pero tú cambiaras! Jesús llenara tu alma de gozo y sanara todas tus heridas y dolor. Tu vida será llena, bendecida - ¡porque él será todo para ti!

No tienes que correr. Solo necesitas mirarlo a él – y abrazar su perfecta voluntad para ti. Y el te dará su gozo abundante y grandioso en medio de tu presente prueba ardiente. ¡Aleluya!

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