Cuando los relojes marquen las 00:00 horas del sábado 1 de enero del nuevo año, miles de peruanos reeditarán sus viejas costumbres y rituales para atraer la buena suerte y lograr materializar sus más caros anhelos en 2011.
Pese a que muchas de las costumbres son importadas de otras latitudes, los peruanos ya las han hecho suyas y son parte de los ritos propios de esta época, sin los que mucha gente no puede recibir el nuevo año.
Así, ya es muy común ver los hogares adornados con flores amarillas, o la gente vistiendo prendas de ese color, porque es el que se asocia a la buena suerte, al sol y al dinero, pero con el agregado de la ruda, que, según creencias ancestrales, atrae la buena suerte.
Lo más común al fin de año es ver tiendas, centros comerciales y mercados invadidos de prendas amarillas, especialmente de ropa interior que, además, según el pensamiento popular, debe ser regalada para que surta efecto.
Las flores son usadas también para los populares baños de florecimiento en busca de la prosperidad, lo que se acompaña con champán o vino espumante y también con ruda.
Los peruanos acostumbran también comer las doce uvas en simultáneo con cada campanada del reloj, que anuncia la llegada del nuevo año. La idea es pedir con fuerza un deseo con cada uva.
Y si la persona se mete debajo de la mesa para comer sus uvas, mucho mejor.
Lo que no puede faltar en un hogar que se precie es el brindis con algún vino espumante o sidra, entre familiares y amigos, para desearse mutuamente un año lleno de salud, dinero y amor. Por lo general, el brindis es seguido de la tradicional cena con pavo, panetón y chocolate.
Pero si de dinero se trata, una cábala muy difundida es recibir las doce campanadas con un generoso fajo de billetes en las manos, los que hay que ir contando mientras las agujas del reloj anuncian la medianoche.
Los amantes de los viajes y las aventuras que quieran viajar por primera vez en 2011 o repetir sus periplos por tierras lejanas, probablemente tomen sus maletas y den varias vueltas a la manzana, para que la suerte les traiga esa posibilidad.
De la misma manera en que ya se ha hecho una tradición en los hogares peruanos comer lentejas todos los lunes, para “asegurar” la comida de toda la semana, otro rito arraigado es colocar platos con lentejas, arroz y otros granos en diferentes partes de la casa a fin de que nunca falten los alimentos.
Se acostumbra, asimismo, coger una escoba y barrer la casa hacia fuera justo a las 12 en punto, para expulsar del hogar todo lo negativo que dejó el año que acaba.
Mientras que para absorber las energías negativas y “limpiar” la casa, se suele soltar por el piso muchos limones y dejarlos varios días. Luego se retiran cuando ya están secos y cambiaron de color, pues se supone que ya “recogieron” lo malo.
¿Mito o realidad?, lo único realmente comprobable es que estas costumbres, que son producto del imaginario popular, cada año llenan de color y fantasía las celebraciones de fin de año, y también de ilusión y optimismo a quienes las ponen en práctica.
DIOS MANDA EN SU PALABRA QUE DE TODAS ESTAS COSAS NOS APARTEMOS, esta fecha será un día de desenfreno y perdición, en las grandes ciudades del mundo
Máncora por ejemplo: Noche de licor, sexo y desenfreno. El primer día del año muchos lo recibiran embriagados. Los Cristianos no podemos participar de las obras de la tiniemblas, la biblia dice que debemos reprenderlas.
Máncora por ejemplo: Noche de licor, sexo y desenfreno. El primer día del año muchos lo recibiran embriagados. Los Cristianos no podemos participar de las obras de la tiniemblas, la biblia dice que debemos reprenderlas.
Lo triste es que muchas congregaciones practican muchas de las cábalas anteriormente mensionadas. Ignorando que le dan culto al padre de las mentiras. Los cristianos no necesitamos cábalas, pues tenemos a Dios y a el encomendamos toda nuestra vida.
La mejor manera de empezar un día es orando y eso haremos en "Tiempo de Cosecha". Estan invitados a la vigilia de fin de año, a partir de las 11:00pm para clamar por todos los que estarán perdiéndose estas fechas. Miles van al infierno por estas cosas y el pueblo perece por falta de conocimiento.
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