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viernes, 17 de diciembre de 2010

¿EN VERDAD DESEAS OIR LO QUE DIOS ESTA DICIENDO?


Unas semanas atrás, le pregunte a las personas que están en nuestra lista de visitantes de este sitio web que nos escribieran y nos dijeran sobre su iglesia. En otras palabras, si su iglesia es una iglesia buena, háblenos de ella – o, si su iglesia está pasando por un tiempo difícil, díganos por qué. Solicité que no nombraran la iglesia o el pastor y que la información fuera dada sin chisme, rencor o raíz de amargura. Simplemente deseaba tomar el pulso espiritual de las iglesias.
Muchos emails llegaron, los leí por varios días. El escuchar el clamor del corazón de tantos cristianos ha sido de ayuda y a la vez deprimente – ¡instructivo y a la vez sorprendente!

Gracias a Dios por todos los reportes brillantes de iglesias y pastores. Una respuesta típica (reflejada en una de cada seis o siete cartas) dice:

“Todo está bien en nuestra iglesia. Nuestro pastor es un verdadero hombre de Dios que no teme predicar la Palabra. Es amoroso y valeroso. Nuestros ingresos han aumentado y estamos creciendo. La alabanza es edificante. ¡Casi no podemos esperar por el próximo servicio!”

Pero la abrumadora mayoría de las cartas recibidas eran de personas que están heridas espiritualmente. Escribieron cartas desgarradoras acerca de la mortandad de su iglesia. Casi sin fallar, comenzaban: “Amamos a nuestro pastor, pero...”

Continuaban diciendo: “Nuestra iglesia es aburrida. ¡Muchas personas duermen durante la predicación! El pastor tiene temor de ofender a alguien y casi nunca predica algo negativo...

“Estamos muriendo espiritualmente y no podemos encontrar una iglesia mejor. ¡Añoramos ver un derramamiento del Espíritu Santo – escuchar a una palabra de convicción, una palabra conmovedora del cielo! El pastor sigue predicando: “Amor, amor, amor” pero nos estamos “amando” hasta el enfriamiento espiritual!

También pastores nos escribieron: “¡Necesitamos aliento!” La carga de trabajo es abrumadora. ¡Nuestra gente dice que desea escuchar la verdad, que desean reprobación y exposición del pecado, pero cuando el Espíritu se mueve en mí y los reprocho, entonces se van de la congregación!”

Un pastor dijo: “Me han despedido de tres iglesias en los últimos dos años. ¡Las personas me decían que querían que yo predicara sin temor pero cuando lo hacía (y lo hacía en amor) rehusaban escuchar! Me pregunto si hay alguien que todavía desea escuchar la verdad.

Mañana continueremos y poprás saber si estas en la lista de los que desean oir lo que Dios está hablando a su iglesia en este tiempo.



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