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jueves, 28 de octubre de 2010

LA AFLICCION DE DIOS EN LOS PULPITOS


¿Dónde están los Samueles que han escuchado la voz de Dios, que han sido despertados por el Espíritu Santo, que han recibido una revelación de los próximos juicios sobre la casa de Dios apóstata? ¿Por qué no se afligen todos los predicadores del evangelio por la condición de pecado de la iglesia? ¿Por qué no todos los pastores y evangelistas claman como vigilantes en el muro?

Se dice de Samuel: "Y Samuel se lo manifestó todo (a Elí), sin encubrirle nada…" (1 Samuel 3:18). Te pregunto, pastor: ¿Les estás diciendo todo? ¿Estás resistiéndote, escondiendo la verdad, temeroso de ofender?

¡El mensaje de la Compañía de Samuel no es placentero! "Y Samuel temía descubrir la visión a Elí…" (l Samuel 3:15). Samuel escuchó a Dios pronunciar el final de una estructura religiosa apóstata. ¡La visión fue abrumante! Dios ya no iba a tolerar más una forma de piedad sin el poder de la santidad. El juicio estaba por caer en la casa de Dios. El adulterio sería expuesto. El liderazgo conformista ya no disfrutaría más las bendiciones de la presencia de Dios.

Dios iba a retirar su presencia de Silo e iba a hacer una cosa nueva y gloriosa en Israel. Dios dijo: "Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días" (1 Samuel 2:35). Esto habla de la Compañía de Samuel de creyentes y ministros que comparten el mismo corazón de Dios. Ellos conocen la mente del Señor, ellos conocen su voluntad; y caminan en temor y santidad delante de Él.

¡La Compañía de Samuel es un pueblo de oración, y porque están en contacto con Dios, se les da a conocer y comparten su aflicción! Fue mientras Samuel estaba en oración, que Dios le reveló unas cosas terribles que venían hacia el pueblo de Dios. "Y Jehová dijo a Samuel: he aquí haré una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos" (I Samuel 3:11).

¡Puedo decirte a quien le esta hablando Dios en estos días! Está hablando a aquellos que están entregados a Él, que braman por Él, como el ciervo brama por el agua – aquellos que han muerto a cada ambición egoísta, ¡qué no tienen otra meta en la vida sino la de traer placer, gloria y gozo al corazón de Dios!

Lo digo resueltamente -- ¡No va a ser una denominación la que lleve la Palabra de Dios a esta generación que ha sido maldecida! No será un comité el que escuche la Palabra de verdad y encienda las reuniones del remanente de los últimos tiempos. Mientras que los ángeles del Apocalipsis salen para herir la tierra, denominaciones y líderes religiosos estarán trabajando duro protegiendo sus intereses y fortaleciendo su autoridad, extendiendo reglamentos y resoluciones.

Al mismísimo final de su ministerio, Samuel llevó la aflicción de Dios por el pecado de su pueblo. Después Israel deseó un rey para que pudieran ser "juzgados como todas las naciones…" (1 Samuel 8:5). Samuel cayó de rodillas disgustado grandemente. Y una vez más Dios compartió su aflicción con él: "Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos" (1 Samuel 8:7).



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