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viernes, 22 de octubre de 2010

COMPARTIENDO EL DOLOR DE DIOS


Los siervos del Nuevo y Antiguo Testamento compartieron este dolor por el pecado.

David fue un hombre de Dios que descubrió la gloria de gozarse en Jehová, pero este gozo nació de un gran dolor por las transgresiones entre el pueblo de Dios. Él dijo: "Veía a los prevaricadores, y me disgustaba… porque no guardaban tus palabras…" (Salmo 119:158). "¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen… y me enardezco contra tus enemigos?" (Salmo 139:21). David odió lo que Dios odiaba; él se dolió de las cosas que le dolían a Dios y detestaba lo que Dios detestaba.
El profeta Amós clamó contra "aquellos que reposan en Sión… y no se afligen por el quebrantamiento de José…" (Amós 6). El compartió la aflicción de Dios por la apostasía de un pueblo que reposaba en comodidad y prosperidad, sin importarles la inminente hora de juicio, mientras se recostaban en camas de marfil (materialismo), cantando su música, bebiendo vino - aún sin sentir dolor por la ruina que estaba alrededor de ellos (Ver Amós 6:1-6).

La palabra que Amós usó es enfermar. En realidad él estaba diciendo: "El pecado y la ruina entre el pueblo de Dios no te enferma. No te repugna porque has llegado a cegarte por el pecado y la buena vida que ahora disfrutas."

Nehemías se afligió porque comprendió la maldad que se había infiltrado a la casa de Dios. Un sacerdocio apóstata había traído a la casa de Dios una terrible indiferencia, y únicamente Nehemías comprendía la profundidad de la maldad y las terribles consecuencias que traería sobre la gente. (Ver Nehemías 13:1-9).

El sumo sacerdote Eliasib, cuyo nombre en hebreo sugiere unidad a través de la indiferencia, había establecido una residencia en el templo para Tobías, un príncipe amonita. Por ley, a ningún amonita se le permitía poner un pie en el templo. Pero a Tobías, cuyo nombre significa prosperidad, placer, buena vida, se le permitió permanecer ahí, un o establecido en la casa de Dios.

Ahora había algo nuevo en la casa de Dios. Un ministerio corrupto estaba en sociedad con el ismo. El pueblo de Dios suspiraba por prosperidad, por una buena vida; y Tobías estaba listo y dispuesto para enseñarles el camino materialista de la idolatría. "Eliasib el sacerdote, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías…" (Nehemías 13:4).

Nehemías se dio cuenta de la maldad que estaba siendo apoyada por un sacerdocio indiferente al pecado, "Y vine a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios,…” (Nehemías 13:7-9).

¡Nehemías no estaba actuando por impulso o tradición legalista! Él estaba viendo a través de los ojos de Dios, sintiendo como Dios sentía y estaba comprendiendo lo malo de mezclarse, del compromiso; del crecimiento canceroso del pecado en la casa de Dios.

Si más ministros comprendieran la mala mezcla de la música, el abuso de la diversión, la codicia por el materialismo que ahora existe en la iglesia – como Nehemías, ellos se afligirían y lo echarían de la iglesia de una vez por todas. Dios, danos un cuerpo de predicadores y miembros que estén enfermos por el pecado y la mezcla, y quienes se mantendrán firmes en contra de ello. Dios, danos creyentes con suficiente discernimiento para comprender la profundidad y horror del compromiso y del pecado que está arrastrándose dentro de la casa del Señor.

Pablo se afligió por la apostasía del pueblo de Dios. Él advirtió: "Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aún ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo… el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre… y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal" (Filipenses 3:18-19). El significado en griego aquí es, fuerte sollozo o sollozo profundo de un corazón quebrantado.



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