Tristemente, muchos cristianos ven la voluntad de Dios de esta manera. Se imaginan a Dios como demandando que se rindan a un grupo de reglas y condiciones: “¡Hazlo a mi manera, o te desamparo!”
¡Cuan equivocados están! Cuan diferente de nuestro hermoso Salvador es esta manera de pensar. ¡Lo cierto es, cuando un creyente conoce la gloria de hacer la perfecta voluntad del Señor, él la aceptara con gozo y esperanza! Aceptar significa, “tomar, como en los brazos” – presionar a tu pecho como en una expresión de amor y afecto. Sin embargo, el triste hecho es, muy pocos cristianos aceptan la perfecta voluntad de Dios.
Mensaje predicado el 24 de Octubre del 2009, "Consulta a Dios"
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