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sábado, 20 de junio de 2009

Cree solamente


¡Cree solamente una palabra y recibirás!

Muchas veces, deseamos recibir milagros o favores de parte de Dios y estos no ocurren. Algunas veces éstos no pasan porque no creemos verdaderamente que sucederán.

En ocasiones, somos nosotros los responsables de hacer alguna cosa para recibir nuestro milagro, y este no sucede porque no hacemos nada para poderlo alcanzar.

La primera cosa que debes hacer para recibir un milagro es creer. Las maravillas que hace Dios, ocurren cuando las crees. Si tú eres una persona que esta esperando recibir un milagro, primero debes creer que lo que deseas esta en ti, y confesarlo con tu boca.

Existen personas conformistas, pasivas de fe y de mente. Esa clase de gente cree que las cosas van a venir a su vida sin hacer nada al respecto, y eso no es así. Muchas veces Dios espera que le creamos y que nos esforcemos por alcanzar las bendiciones que Él desea darnos.

En lo personal, pienso que yo no puedo pastorear a esa clase de personas. Yo creo que la iglesia del Señor debe de ser activa. La Palabra de Dios es para la gente que sabe que puede y le cree al Señor. Es para gente que se esfuerza y es valiente.

El Evangelio de nuestro Señor sólo funciona con gente que cree. Jesús no andaba compadeciendo a la gente por el ánimo que tenía, Él no andaba ministrándole la depresión a nadie. Jesucristo hablaba Palabra de fe, y las personas que le creían eran las que le seguían.

Durante años, la gente ha estado adormecida en las iglesias. Pero, en realidad la iglesia de Dios no es para eso, sino para seguir trabajando en Su obra y creer en la Palabra que Dios nos ha dado.

El Evangelio es para la gente que siempre ambiciona tener cosas mejores, no para los que se conforman. Es para personas que cree en un Dios Todo Poderoso.

No es lo mismo leer y conocer lo que la Biblia nos dice, que creer en lo que en ella esta escrito. Pienso que Dios no quiere que si pueblo sea solamente conocedor de su Palabra, Él quiere gente que crea de todo corazón. El Señor no desea tener una iglesia de conocedores solamente. Él quiere una iglesia que le crea. El pueblo de Dios nunca ha sido reconocido por conocedor de la Palabra, sino por creyente de la misma.

La Palabra del Señor en Mateo 15:22-28 dice: “Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”

Este pasaje nos habla de una mujer que padecía de tormentos demoníacos. Ni estamos hablando de una mujer con una enfermedad común y corriente, ella estaba siendo atormentada por demonios. La madre de ella, clamó incansablemente a Jesús suplicando que la sanara. Pero, Él no le hizo caso, no respondió ni una sola palabra a sus súplicas. Muchos de nosotros, de haber esta en su lugar, nos hubiéramos peleado con Jesús en ese momento. Pero, la actitud que ésta mujer tuvo fue diferente, ella insistió hasta obtener lo que pedía.

Aparentemente, lo que sucedía en este pasaje es que Jesús no sentía amor por esa mujer, por eso no le puso atención. Ella caminaba tras de sí pidiendo que sanara a su hija, sin embargo Jesús no le respondía. Además podemos ver que los discípulos le pedían a Jesús porque iba gritando tras ellos. Yo imagino que los discípulos apostaban al comportamiento de Jesús. Ellos supusieron que Jesús la despediría porque no le hizo caso y se acercaron a Él para pedirle que se marchara de ese lugar, en lugar de interceder por ella. Pienso que esta mujer se sentía mal, sin embargo dejó por un lado lo que sentía para poder recibir la sanidad de su hija.

Actualmente, algunas personas tratan de comparar a los Pastores con Jesús, diciendo: “Jesús no hubiera hecho eso. Él me hubiera escuchado en ese momento.” Creen que Dios nunca les haría las cosas que nosotros hemos hecho. En lo personal, creo que muchas veces varias de esas personas, no hubieran aguantado lo que Jesús hizo. Él no puso atención a la mujer cananea la primera vez que le hablo, sin embargo ella insistió a pesar de haberse sentido mal. Es feo que a uno no le presten atención cuando la solicita.

Por lo regular cuando leemos la Biblia, lo hacemos poniendo nuestra atención únicamente a lo que Jesús dijo; rara vez leemos lo que Él hizo. Jesús no era un Pastor o un motivado de gente, Él era el hijo de Dios que vino a morir por amor a nosotros.

La mayor parte de veces la gente cree que para recibir un milagro, alguien más debe de orar por ellos. En realidad eso no es así. El hecho de que tú recibas el milagro que haz estado esperando, no depende de que alguien más interceda por ti, no es cuestión de nosotros los pastores que lo recibas o no. Es cuestión de que tú le creas a Dios.

Hoy en día la gente tropieza cuando sienten que Dios nos les responde, creen que si las cosas no pasan cuando ellos quieren no es la voluntad del Señor que sucedan. Al hacer esto están tomando una actitud equivocada, porque Dios nos manda a esforzarnos para recibir sus promesas.

Generalmente, la gente toma la actitud de pedir algo a Dios, y si no sucede rápido, se queda con los brazos cruzados diciendo: “Que sea lo que Dios quiera…”, en otras ocasiones optan por decir que las cosas no son cómo lo dice la Biblia, ya que en su Palabra el Señor te dice: “Clama a mí y te responderé”. (Jeremías 33:3). Pero, ¿De qué manera estas clamando?

Cuando esperamos recibir una milagro de parte de Dios, debemos pedirlo con fe. El quedarte esperando con los brazos cruzados sin declarar, y sin esforzarte por lo que deseas recibir, denota tu falta de fe. No esta bien aceptarle una respuesta negativa a Dios. Si no te responde a la primera, insiste. La voluntad de Dios no es que pierdas o no tengas las bendiciones que desea darte, sino que tengas la suficiente fe para recibirlas. Si Dios no responde a la primera, insiste para recibir tu milagro.

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